23 septiembre 2006

Festibike 2006 - Día dos

Después de una noche aguantando los ronquidos de Pepe y de un suculento desayuno a cargo del hotel, nos dirigimos hacia el Festibike y a las 10 estamos en el control de inscripciones preparándonos para la Subida Imposible, que se trata de intentar subir una cuesta de mil demonios, todos con la misma bicicleta y el mismo desarrollo.

Mientras realizamos la inscripción tenemos alrededor nuestro a una caterva de chavales con su bicis de bike trial que se suben por todas partes, dando un espectáculo que te ameniza bastante la espera.

Una vez dentro del recinto nos dedicamos a buscar un Cursillo de Descenso que estaba anunciado a las 11, pero que nadie parece saber donde se realiza. En esto estamos, Pepe por un lado y yo por otro, cuando me encuentro con uno de los cinco circuitos de bike trial y me paro a hacerle unas fotos a un chaval que demuestra un dominio increíble de la bicicleta.

Le llega el turno al siguiente participante y yo sigo con las fotos, cuando de repente oigo una voz a mi espalda que me dice “Me parece que con este hombre he subido yo a Carrascoy”. Me doy la vuelta y me encuentro con Dani de Mundobici. Y me quedo de piedra al saber que, entre más de 300 participantes he ido a hacerle las primeras fotos a él. Y sin conocerlo en un primer momento porque estaba de espaldas. Eso es casualidad.

Me llevo una gran alegría al verlo y lo sigo al siguiente circuito mientras llamo a Pepe al móvil para decirle que se venga a ver el espectáculo. Una gozada es ver a este hombre que parece que tenga ruedas en vez de piernas.

Ya nos hemos olvidado del curso de descenso, y desde luego parece que los de la organización también, así que seguimos a Dani, intentado encontrar el circuito número cuatro, pero al no encontrarlo nos quedamos extasiados mirando los entrenamientos de free style. Estos chavales se juegan el físico saltando en unas rampas de una forma tan espectacular que parece que tengan alas.

Un momento después nos encontramos con el circuito número 5, y como parece que Dani aún no ha pasado, lo esperamos hasta que llega y nos vuelve a dejar boquiabiertos saltando por encima de unas ruedas de tractor que yo no subiría ni con una escalera.

A todo esto se nos ha hecho la hora de la Subida Imposible, y allá que nos vamos mientras me voy preguntando para qué me he apuntado yo a esto si las subidas imposibles no son lo mío.
Para colmo nos dan una bici con el plato mediano y un piñón mediano y nos dicen que no podemos cambiar. Pufff, esto sí que va a ser la risa.

Ninguno de los dos conseguimos llegar más allá de los primeros metros, a pesar de que en la segunda manga nos suben dos piñones a petición popular, porque si no va a ser de verdad imposible llegar arriba.

Al final gana un portugués que casi llega arriba del todo a base de echarle cohones. Es todo un espectáculo verlo subir.

Para celebrar nuestra intervención estelar nos vamos a tomar una cerveza al chiringuito y al rato nos encontramos con una exhibición de acrobacias sobre la bicicleta a cargo de un chaval que parece que se hubiera criado en un circo.

Después nos damos unas vueltas por los stands contemplando las maravillas que allí se exponen y tenemos la oportunidad de probar el nuevo XTR en unas bicis habilitadas para ello. El rapidfire tiene buena pinta pero el que me sorprende gratamente es el nuevo dual control, con un sistema de subir y bajar piñones muy cómodo y versátil.

Las marcas que me sorprenden por sus bonitos modelos son KTM, que no conocía mucho, Specialized: en su línea, y Kona, que ya conocía pero que no sabía que tuviera tantos modelos ni tan bonitos.

Las Rocky Mountain y las Gary Fisher también muestran algunos modelos muy bonitos. Y me llevo una grata sorpresa con una Marin, que es una marca que no veía desde hace muchos años.

También tenemos ocasión de disfrutar de los entrenamientos de Four Cross, donde cuatro participantes salen a la vez por un descenso lleno de saltos y curvas peraltadas. Muy espectacular.

Después de inscribirnos para la Bajada sin Cadena y mientras no llega la hora de comienzo, nos vamos a ver la final de Free Style donde los participantes, esta vez sí, ponen toda la carne en el asador y provocan el asombro del público con unos saltos y piruetas espectaculares.

Al ser la final todos arriesgan al máximo y eso produce varias caídas con más o menos consecuencias. Uno de ellos se saca el hombro en una caída y antes de que lleguen los de la cruz roja, que estaban muy cerca, ya se lo ha colocado él solo con la ayuda de las piernas y de la otra mano.

El tiempo ha sido bueno hasta ahora, a pesar de que se anunciaban lluvias, pero en un momento empieza a soplar el viento y se cubre todo el cielo de nubes. Momentos después empieza a llover y tenemos que refugiarnos donde podemos. Pero Pepe ha tenido la idea de ir a la carpa donde se ofrecen conferencias y allí nos resguardamos, aprovechando para oír la interesante charla de un entrenador profesional que nos habla de alimentación, entrenamiento y técnicas para mejorar la forma física.

Finalmente escampa y nos dirigimos a la zona del descenso sin cadena, donde ya hay una serie de participantes concentrados que se encuentran discutiendo sobre el trazado del circuito, ya que piensan que no es adecuado para un descenso, por tener curvas peraltadas con mucha tierra suelta, más propias del enduro que de un descenso. Al final consiguen que se cambie el trazado, por lo que la salida se retrasa y no podemos hacer ni una bajada de reconocimiento. Bueno, una sí, porque en un momento dado, alguien dice “vamos a bajar a ver que tal está”, y allá que vamos todos para abajo provocando el entusiasmo del público y el cabreo del organizador, que nos para antes de llegar al final y nos manda a todos para arriba.

El ambiente, mientras esperamos que se dé la salida, es inmejorable. Bromas y risas entre los participantes, que parecen los más simpáticos de todos. Será porque también son los que están más locos.

Pepe y yo ya le hemos quitado la cadena a nuestras bicis, ayudados por un simpático Malagueño que nos dice que en una ocasión tuvo que reparar seis veces la cadena y que ya se ha hecho todo un experto.

Al fin se da la salida y empiezan a bajar participantes que se nos pierden en la lejanía. Llega mi turno, tomo impulso con una breve carrera y salto sobre mi montura mientras mis pies buscan los pedales con rapidez.

El primer tramo es una serie de zig zags con la dificultad de discurrir entre una canaleta de hormigón que amenaza con deslizarte la rueda delantera. Luego llego a la zona de los saltos, donde prefiero no saltar mucho para no arriesgar y no perder tiempo. El primer salto bien, pero en el segundo pierdo el control de la rueda delantera y a punto estoy de irme al suelo, pero recupero milagrosamente y sigo para abajo. La gente que ha estado a punto de verme caer con un “UUUUUYYYY” general, me aplaude y jalea, y eso me da un subidón de energía que me ayuda a completar la bajada sin caerme y sin retrasarme demasiado.

Llego abajo con la adrenalina por las nubes y un poco después llega Pepe, que también ha disfrutado de lo lindo. Nos quedamos un momento a ver los que bajan y rápidamente nos vamos para arriba para disputar la segunda manga.

En esta manga mejoramos un poco los tiempos porque ya conocemos la bajada y acabamos en los puestos 25 y 26 (de 27). Al menos no hemos quedado los últimos. Todo un logro si tenemos en cuenta que casi todos los que han participado eran descenders y llevaban bicicletas de descenso.

Le volvemos a colocar la cadena a las bicicletas y nos vamos para el hotel con la cabeza llena de recuerdos y sensaciones que tardarán mucho en borrarse de nuestra memoria.

Saludos parcelarios.

22 septiembre 2006

Festibike 2006 - Día uno

Un evento como el Festival Internacional de la Bicicleta es algo que todo buen aficionado debería visitar al menos una vez en su vida. Es la Meca de la bicicleta y tienes al alcance de tu mano todo aquello que has hojeado una y otra vez en las páginas de las revistas.

Este viaje se había estado fraguando desde el verano pasado y gracias al amigo Pepe, que había conseguido un buen alojamiento y una gran cantidad de información, lo teníamos todo organizado y listo para confirmar.

Desgraciadamente el resto de Los Parcelas no estuvieron a la altura, por un motivo u otro, así que finalmente solo fuimos dos los murcianos que decidimos pasear nuestro palmito por tierras madrileñas.

El viernes bien tempranito salimos Pepe y yo para Madrid, más concretamente Tres Cantos, con todo nuestro equipo dispuesto en la parte trasera de mi fiel CRV y con mucha ilusión y ganas de disfrutar a lo grande del fin de semana.

Cuando estamos llegando a Madrid, decidimos pasarnos por la mítica tienda Mammoth antes de ir al hotel, así que nos dirigimos a la de Móstoles, que nos han dicho que es más grande.

Lo de grande es relativo, porque nos encontramos con una tienda de no más de 40 metros cuadrados, pero bien organizada y con gran variedad de material. Como ejemplo sirva el hecho de que disponían de unos ocho o diez modelos de protecciones, cuando el la mejor tienda de Murcia apenas encuentras un par de ellas.
Finalmente me decido por unas Fox qu
e tienen muy buena pinta y parecen cómodas y resistentes.

El chaval de la tienda se enrolla y nos regala un par de camisetas del mamut. Ya tenemos nuestro primer regalo y aún no hemos pisado la feria.

Llegamos al hotel Quo Fierro en Tres Cantos, que no tiene mala pinta y después de comer nos echamos un rato la siesta para descansar ante la ajetreada tarde que nos espera.

La siesta resulta ser un poco más larga de lo normal y final
mente tenemos que salir a toda prisa para no perdernos nuestra primera competición, que es el short track de eliminación, donde se trata de dar vueltas a un pequeño circuito y el último que pasa en cada vuelta es eliminado.

Cuando llegamos ya han cerrado la inscripción pero Pepe insiste un poco a la azafata y consigue que consulte por el walkie la posibilidad de inscribir a dos murcianos dormilones. Le contestan que de acuerdo, pero que echando leches para la salida que va a ser en ocho minutos.

Llegamos al circuito y ya está todo el mundo en la salida, unos 20 corredores con pinta de máquinas esperando a dos pardillos que no han tenido tiempo de calentar y que van a dar la nota.

Tres, dos, uno, Go… A dar pedales como locos alrededor de un circuito con mucha tierra suelta y con una pequeña subida y una bajada.
En la primera curva alguno e
ntra pasado y se va al suelo. Yo consigo aguantar cuatro vueltas sin que me eliminen, pero en la cuarta soy yo el que entra pasado en la curva y sufre una pequeña caída y un raspón en la rodilla. Por suerte no me había dado tiempo a ponerme mis nuevas protecciones que se encuentran a buen recaudo en la mochila a salvo de golpes y arañazos.

A Pepe tenían que haberlo eliminado en la siguiente vuelta, pero como hay varios corredores doblados, los organizadores se hacen un lío y durante varias vueltas eliminan a corredores que iban por delante de Pepe. Finalmente se fijan en él y le dicen que ya está bien de estorbar a los que están corriendo de verdad.

Después de recuperar el resuello y hacernos unas fotos, nos damos una vuelta por los stands haciendo tiempo para la siguiente competición, que será el limbo rock, donde tendremos que pasar montados por debajo de una barra por donde a penas pasa la bicicleta.

Para empezar han puesto el listón muy alto (en este caso bajo), porque por debajo apenas quedan diez centímetros entre la barra y el manillar de la bicicleta b-pro con la que todos tendremos que hacer la prueba.

Los primeros van intentándolo y tirando la barra uno tras otro, pero cuando llega el turno de Pepe la pasa limpiamente recibiendo la ovación del público presente.
Cuando llega mi turno me hago un l
ío, porque no he cogido buena postura y a tomar por saco la barra.

La primera ronda solo la han pasado tres personas y en la segunda solo quedan el amigo Pepe y otro chaval, los cuales se disputan el primer puesto a lo largo de varias emocionantes rondas donde el listón se va bajando poco a poco.
De repente el otro chaval tira la barra con la punta del casco y Pepe tiene una oportunidad de proclamarse campeón y llevarse la bicicleta de premio, pero desgraciadamente no aguanta la presión y tampoco lo pasa. Dos rondas más adelante es eliminado y queda en un honroso segundo puesto, después de haber protagonizado una emocionante y disputada final.

Una vueltecita más por el recinto, contemplando las maravillas que presentan todas las marcas, antes de prepararnos para la marcha nocturna, la cual no estaba muy convencido de hacer porque no llevaba luces, pero que finalmente me animo y nos inscribimos.

Pepe necesita ir al hotel a dejar el trofeo y yo a coger algo de más abrigo y esto provoca que lleguemos cinco minutos tarde a la salida y, aunque parezca increíble, la marcha ha salido ya con una puntualidad suiza. Nos lanzamos en su persecución preguntando a todo el mundo ¿Por donde van las bicicletas?, y un kilómetro más adelante, conseguimos enlazar con ellos.

Bueno, pues la marcha nocturna no tiene mucha historia. Mucha gente, buen ambiente, buena temperatura y yo sin luz y teniendo que pegarme a rueda de Pepe o de cualquier otro participante que lleve buena luz y me ayude a no meterme en algún agujero. Me he convertido en un parásito lumínico.

Tras un par de avituallamientos y veinticinco kilómetros alcanzamos la llegada, cansados pero contentos. Ya puedo decir que he hecho una marcha nocturna con luz normal, otra con mucha luz y otra sin ninguna luz. Me quedo con la de enmedio.

Nos dirigimos al hotel con la sensación de que no podíamos haber aprovechado mejor el medio día que hemos estado en el Festibike. Mañana veremos como se presenta el día.

Saludos parcelarios. Seguiremos informando.