Por la playa con los Anémicos
Hoy he quedado con los Anémicos Pepe y José para enseñarles algunas ruticas por la costa. A ver si no hace demasiado calor y podemos terminarla sin deshidratarnos demasiado.

No voy yo muy seguro del camino, porque hace un año que no hago esta ruta y mi memoria rutera no es demasiado buena, pero intentaremos no perdernos y llegar a la rambla del campo de golf de Campoamor, que siempre es divertida por sus riachuelos trialeros.
Vamos pedaleando animadamente por la carretera que bordea el trasvase cuando se nos cruzan unos compañeros con bicis de carretera y me digo: ¿A que va a ir Miguel en este grupo?. Y efectivamente, se nos cruza a toda velocidad y apenas me da tiempo a pegarle un grito a modo de saludo parcelario.

Unos kilómetros más adelante nos metemos a la izquierda por entre los huertos y nos dirigimos hacia el campo de golf por el coto que lleva a la carretera de San Miguel de Salinas.
Llegamos a la carretera y, por no saltar la verja, nos vamos a la derecha intentando encontrar un paso. Finalmente encontramos una parte de la verja caída y podemos salir por fin a la carretera.

Finalmente salimos a la parte ancha de la rambla, mojados y llenos de una especie de semillas que se te pegan por todo el cuerpo. Esta ruta ya no es tan divertida como el año pasado.

Seguimos por la rambla e intentamos salirnos por una puerta que me parece recordar que llevaba a la salida. Después de saltarla y pasar las bicicletas resulta que nos vuelve a llevar a la rambla de nuevo. Vaya castaña.

Finalmente salimos por un camino que se nos vuelve a cortar con otra verja y que tenemos que volver a saltar. Realmente los fabricante de vallas y verjas hacen su agosto por esta zona.
Por fin salimos a Campoamor y como ya es un poco tarde decidimos volvernos por la carretera, después de reaprovisionarnos de agua fresca en la gasolinera.

Ha sido una pena lo de las vallas y la rambla, que han impedido disfrutar por completo de la ruta, pero unas cervecicas en una terraza de Lo Pagán con vistas a la playa nos consuelan y nos ayudan a recuperar la fe en la humanidad.
Saludos parcelarios.

