24 septiembre 2006

Festibike 2006 - Día tres

Tercer día. Las fuerzas andan ya algo justas, sobre todo por la falta de sueño provocada por un espécimen inclasificable que se dedica a rugir desde que se pone el sol hasta que amanece.

No obstante este Festibike hay que terminarlo a lo grande, por eso, a pesar de que Pepe no está muy convencido, nos dirigimos hacia el control de inscripciones con la intención de inscribirnos para el Maratón, que servirá de honrosa clausura a este fin de semana de inmersión plena en el mundo de la bicicleta.

Cuando ya estamos inscritos aprovecho para ir al servicio y Pepe me dice que lo espere allí, que también tiene que desaguar. Cuando estoy esperándolo me llama al móvil y me dice “¿Donde estás?, vente para acá que ya están saliendo !!!”.

“Pero ¿no habíamos quedado en el servicio?”. Me voy corriendo para la salida y cuando llego veo a los últimos cruzar la línea de salida. No hay ni rastro de Pepe, por lo que deduzco que ya ha salido y me lanzo en su persecución.

Al rato me suena el móvil y es Pepe, que me pregunta donde estoy. Le digo que hace unos 200 metros que he salido y me dice que lo espere, que el está en la salida. Vaya descontrol.

Sigo adelante despacito esperando que Pepe me alcance y de repente me vuelve a sonar el móvil. Es otra vez Pepe, que me dice que ha partido la cadena y que va a ir al stand de Shimano para que se la arreglen. Le digo que voy despacio esperándolo y me sitúo delante del coche escoba a la espera de que me alcance.

Cuando llevo más de media hora sin tener noticias suyas deduzco que ha abandonado. Desgraciadamente no puedo llamarlo para confirmarlo, ya que mi móvil no funciona los domingos, así que quito el freno y me voy para adelante a disfrutar de la ruta.

El camino discurre por el Soto de Viñuelas y los primeros kilómetros coinciden con la ruta que hicimos el viernes en la nocturna, pero esta vez se puede disfrutar del paisaje, que discurre por unas interminables dehesas salpicadas aquí y allá de pequeños bosques de encinas. Ni un solo pino se ve por ninguna parte. Es un paisaje muy distinto al que estamos acostumbrados en el levante y realmente merece la pena disfrutarlo.

La ruta combina pistas con subidas de una dureza media-alta, algunas de ellas incluso obligan a echar pie a tierra, y bajadas rápidas con alguna trialera de poca dificultad.

El nivel de los participantes es de todo tipo y condición, así que voy adelantando a algunos que tienen que subir andando algunos tramos donde yo me puedo permitir el lujo de subir pedaleando, no sin cierto esfuerzo.

El primer avituallamiento está bien organizado, aunque solo nos ofrecen una barrita, agua y un trozo de plátano. En los siguientes ya empezarán a distribuir Gatorade, Isostar y algunos sobres de gel. Aunque lo que realmente me sorprende gratamente son las barritas de Nature Valley, que resultan ser muy sabrosas y digestivas.

La ruta resulta estar muy bien señalizada, con flechas naranja pintadas por todas partes, cintas azules de Shimano colgadas en los cruces y flechas rojas de cartón, por lo que resulta muy difícil equivocarse de camino.

En algunos tramos nos cruzamos con unos bonitos acueductos pertenecientes al Canal de Isabel II, que es la red de agua que abastece Madrid, pero que deben tener algunos siglos de antigüedad.

Por fin empezamos a ver Tres Cantos al fondo y hacemos el último esfuerzo por llegar al recinto de la feria. Donde busco a Pepe, pero al no encontrarlo y no poder llamarlo me voy para el hotel a disfrutar de una merecida ducha antes de iniciar la vuelta a casita.
Pepe me llamará poco después y se reunirá conmigo en el hotel.

De vuelta para Murcia vamos comentado todas nuestras experiencias de este fin de semana y concretamente de este último día, que por causas de fuerza mayor hemos tenido que disfrutar de formas distintas.

El balance de este evento ha sido totalmente positivo y las experiencias sufridas tardarán mucho en borrarse de nuestras excitadas memorias.

Saludos parcelarios.