19 agosto 2006

Sierra Espuña desde El Berro

Cuando hice la Marcha de Calblanque y sufrí dolorosos calambres en las dos piernas pensé que iba a tardar bastante en volver a hacer una ruta tan exigente como esa. Sin embargo unos cuantos meses después me he superado a mi mismo y me he sorprendido sufriendo calambres en músculos que no sabía ni que tenía.

La ruta se había fraguado en un hilo de foromtb donde los visitantes veraniegos de Madrid proponían unirse a los bikers autóctonos para realizar rutas conjuntas. Y allí que se ofrecieron África y Simón para darles un “paseito” por Sierra Espuña.

A las 9 estábamos la mayoría en el camping de El Berro y el ambiente que se empezaba a respirar auguraba una marcha muy divertida en compañía de viejos amigos como Los Anémicos, otros recientes como Roolez, Nikos o Iogrea y también nuevos amigos que solo conocía a través del foro.

Salimos casi a las 10 esperando a los rezagados y después de unos cuantos kilómetros por la carretera para calentar las piernas empieza la diversión con unas trialeras interminables en las que empezamos a sufrir las primeras bajas. La novia de Iogrea sufre una caída que le deja un poco maltrecho el hombro y entonces África decide tomar una bajada alternativa con algunos de los menos bajadores para evitar que se escogorcie alguno más y para que los Pros de delante no tengan que esperar tanto.

Las trialeras siguen y siguen bajando y aunque algunos sitios comprometidos aconsejan echar pie a tierra, en general son bastante ciclables y se disfrutan de lo lindo.

Llegados abajo me encuentro con la desagradable sorpresa de que Pepe (Anémico) ha tenido una caída y se ha hecho un profundo corte en una rodilla, por lo que tiene que bajarse a Alhama con sus compañeros para que le apliquen lo que luego supimos que iban a ser cuatro puntos de sutura.

Seguimos adelante apenado por esta baja y nos dirigimos a una larga subida que nos llevará al pico de La Garita, donde vamos a disfrutar de unas magníficas vistas sobre el valle del Río Espuña.

A continuación otra divertida bajada que nos lleva a l
a Fuente del Hilo, donde aprovechamos para reaprovisionarnos de agua y donde parte del grupo decide darse la vuelta, algunos presionados por el horario y otros presionados por la visión de las cervezas que nos esperan en el Camping.

Desde aquí empezamos una larga subida hacia la Fuente del Sol que me hace preguntarme si no tenía que haberme dado la vuelta yo también, aunque gracias a África, que me va acompañando en la retaguardia y también al amigo Zaskar, se me hace un poco menos duro.

Llegados arriba nos reagrupamos para iniciar la llam
ada bajada de “El Salvaje” (podéis imaginaros porqué) la cual hace honor a su nombre y se dedica a extraer las ya exiguas fuerzas de nuestros brazos. Yo también decido hacer honor a mi nombre y me voy al suelo en un tramo con mucha tierra suelta, aunque sin mayores consecuencias.

Llegamos de nuevo a la fuente del Hilo, donde empiezan a avisarme los primeros calambres, que curiosamente me dan en el cuadriceps y también en el músculo opuesto, por lo que no puedo estirar uno sin que se me contraiga dolorosamente el otro. Me parece que la última ruta por Calblanque me está pasando factura, no debo haber recuperado lo suficiente.

A partir de aquí viene una zona de saltos que ni Roolez ni yo queremos desaprovechar, al igual que hemos hecho con todos los que se han puesto a tiro. Con calambres o sin ellos siempre queda una reserva de energía para un buen salto. Desgraciadamente esto nos va a pasar factura más adelante.

Llegados a un punto y como los calambres no dejan de acosarme, Simón me propone acortar por la carretera, idea que me parece buena en un principio, sobre todo para no retrasar más a mis compañeros. Aunque ante la insistencia de algunos de ellos para que termine y ante la amenaza de la cámara de Iogrea, que le hace fotos a los que abandonan, decido seguir y que sea lo que dios quiera.

Llegamos al puente colgante y, aunque ya voy muy mermado físicamente, hago un esfuerzo para intentar pasarlo montado. Empiezo bien, pero cuando estoy llegando al otro lado se me va la bici para un lado y al frenar con la rueda de delante se me levanta la de atrás y caigo aparatosamente sobre las cuerdas de uno de los lados del puente. Cachondeo general y vuelta a coger el camino en dirección, esta vez sí, al camping y a esas cervecitas frescas que nos esperan con fervor.

Los últimos kilómetros se me hace un suplicio y por si fuera poco transcurren por una rambla llena de chinarro que hace que la rueda se clave y cueste mucho avanzar.

Finalmente África me anuncia con una sonrisa angelical que detrás de la siguiente curva está el camping y esto surte el efecto de una inyección de adrenalina que me hace levantarme sobre la bici y pedalear como un poseso hacia la liberación y la gloria.

La comida en el camping, aunque es a base de bocatas, me sabe a gloria y la disfruto mucho más por la compañía y el buen ambiente que reina después de haber hecho una ruta tan exigente. Me entero que ha habido algunas caídas más, afortunadamente sin consecuencias, excepto la de Gary Palmer que le produciría una fisura en un dedo y que espero que no le dure mucho.

En resumen ha sido una ruta muy exigente pero también muy bonita y con una gente magnífica, de las que no se olvidan y que apetece volver a realizar, aunque tendrá que ser mejor preparado y con unas buenas rodilleras.

Saludos parcelarios.



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